viernes, 28 de marzo de 2008

El tiempo nos consume y esa conciencia silenciosa está dentro de nosotros. Mañana tal vez no exista nada de esto pero hoy mis pies están bien clavados en la tierra, buscando raíces aquí o allá. Raíces que se puedan transportar a donde haya lugar. No estamos dormidos, sin embargo en ocasiones surgen mundos imaginarios de las banquetas, de las casas que deseamos asaltar, de todo esto a lo que llamamos ciudad.
Todo se queda escondido detrás de una ventana, detrás de un árbol que ni con un tornado se desplaza. Tal vez nuestro error sea darnos cuenta tan detalladamente de este tiempo tan escaso y en ocasiones deprimente. No sé si lo mejor sea ser un zombie más de este medio, de este tiempo que corre y corre sin dejar rastro ni huella.
Deberíamos escaparnos y dejar atrás todo esto pero aún hay algo aquí sin terminar. Ese sin saber sigue en mí y en ti, este mundo se termina y nosotros no permaneceremos más pero este presente continuo continúa sin volver atrás.
¿En dónde terminaremos? Tampoco lo sé, hoy sólo quiero vivir, tocar lo más íntimo de esta tierra y seguir viajando por carreteras que cuentan historias pasajeras. Historias de lugares perdidos, de ese país antiguo al que muchos han olvidado.

martes, 18 de marzo de 2008

domingo, 16 de marzo de 2008

H.:

M. ha decidido marcharse de aquí y de allá. Él ya no pertenece a ningún lugar, ha navegado y viajado a través de todo el universo y se ha quedado varado en la punta más baja del Cortés. Hoy vive ahí o quizá allá, sólo recuerdo esa piel cortada y magullada que se llevó el viento para nunca volver y ese nunca hoy tampoco existe por que mis recuerdos son pasajeros. En mi cerebro hay sólo una imagen grabada, sólo unos ojos en mis ojos, una sangre dentro de la mía.

M. ya se olvidó de esos años, yo me he perdido en ellos. Maldita sea ese nudo en mi garganta regresa! Es esa tristeza infinita, esta es una tristeza infinita. Tú siempre has sido mi prioridad, la primera de las tres que debí nombrar. Eres tan parte de mí que mi corazón palpita al unisono con el tuyo, quiero seguir vibrando contigo como en aquellos años en los que tu alma era la niñez personificada y mi cuerpo pequeño quería estar junto al tuyo. Yo era la que siempre deseaba oportunidades para ti, las oportunidades que una a una se fueron derrumbando junto con el tiempo.
Hoy permanezco en este instante, lo demás es un remolino inconstante. Hoy te quiero de vuelta, pero que más da si ese querer y querer son sólo palabras que se esfuman como tu sombra y tu cuerpo, los deseos hoy ya no importan sólo las acciones. Esta historia no termina aquí porque esto sólo es un pasaje de una mente con recuerdos, de un cuerpo con cicatrices que no se han disuelto.

sábado, 15 de marzo de 2008

La danza de los árboles

Los árboles hablan,
sus raíces bailan.
Pasa el tiempo y su nombre muta
como un torbellino veloz
que se escurre por entre las nubes
y el sol.
Su espíritu se mantiene
firme e inquebrantable,
el amor de la tierra crece y crece
hasta alcanzar su muerte.
La vida no es continua
sin embargo continúa
con el ritmo de las olas
de luna llena...
Las letras se esfuman
mientras las hojas
secas vuelan
con el ritmo paralelo
de invierno.

jueves, 13 de marzo de 2008

Tal vez...

Volando por la ciudad sin un ancla
o raíces que me hagan aterrizar...
Estoy volando pero con el alma en la tierra,
con esas partículas luminosas
desprendiéndose de mis alas.
Todo baila en ese instante,
todos los cuerpos son una sintonía.


El tiempo continuo es ahora.


La muerte es nuestro escudo.


El animal asustado que pregona felicidad en su alma
es una carjada en la galaxia
que se impregna de colores en el atardecer,
se escuda en la sombra,
se proteje con las caricias del universo.
El tiempo se detiene...
La melodía calla, los cuerpos hablan,
los colores continúan su danza.

domingo, 9 de marzo de 2008

"Moon shadow"

Círculo danzante,
marea alta,
olas circundantes.
Caderas firmes,
pies ligeros,
columna escurridiza.
Ciclos constantes que no se detienen,
movimientos precisos que viajan al ritmo del viento y las estrellas.
Fluir,
volar y atravesar a ese lugar multicolor...
Bailar junto con la lluvia y el sol.
En el baile está la
respuesta infinita y eterna;
el cuerpo y el corazón
son un sólo giro,
un mismo tiempo
en diferentes direcciones.

jueves, 6 de marzo de 2008

Las once, casi medio día...

Ojos amarillos, tristes y perdidos. Quiero saber de ti pero te esfumas y no regresas ni con el viento. Hay tantas cosas que escribir, que disfrutar y que lamentar pero todo se detiene en este tiempo tan acelerado e inconcluso. Y no es nostalgia, no es melancolía eso ya ha quedado olvidado en mi vientre y en mi corazón; es sólo una reflexión de este fluir constante. Observo detenidamente las partículas de mi conexión con la tierra y me doy cuenta que todavía existe un amplio vacío entre mis pies y la superficie. Ahora el único deseo que tengo es dejar de flotar para sentir las raíces en mi cuerpo. Quiero alas para emprender un vuelo rítmico y duradero. Perder el miedo a mi ritmo natural, desvanecerme y contar las constelaciones; hoy todo es aparente.
El mañana no existe, o ¿es que acaso estoy bailando en el mañana? El presente se me esfuma y me deja vacía, me hace sentir que todo está perdido en mi exterior y que lo único que me queda es esa espiral multicolor que sube y baja por entre las montañas y se pasea libremente entre balcones y calles cuando todo está dormido, los árboles gozan y las estrellas caen como cenizas hacia nuestros cuerpos.
*
Las once, casi medio día, el cerebro empieza a trabajar.
Medio día y mi cuerpo media vida.
Vida media y el medio día se esfuma.
Tiempo constante, tiempo acelerado,
ritmos presentes, atardeceres pasados.
Bailes eternos, noches infinitas.
Las once, casi medio día, mi cerebro gira y gira.
Melodías ahí, bailes allá, letras aquí.
Arriba, abajo, en medio a un lado...
Las once, casi medio día, el cerebro es una alegoría.
Miradas ocultas, sabores oscuros, sensaciones reales,
sonidos futuros, olores al gusto..
Presente, pasado y futuro.
Todo es uno.
Las once, casi medio día, la melodía continúa.