viernes, 27 de abril de 2007

Ya no es herida

Encontré las dos orejas de Van Gogh. Las tengo conmigo, a un lado de mí; han transcurrido años de ceguera, de preguntas sin respuesta. No estoy aquí, estoy contemplando las estrellas sin ninguna sensación aparente... no lloré, no aluciné y sin embargo mi vista está más clara que ayer, que hace cuatro años.
No estoy admirada, ahora soy una burbuja hermética que se comprime sin daño alguno; nada entra en mi y nada sale. Observo una y otra vez el huevo que me comprime y lo tomo, lo hago mío. De repente lo adoro y siento cierta atracción hacia él. Hacia esa masa que me abandona y me abraza, me toma y se hace parte de un recuerdo que se esfuma. Me comprimo, te comprimes y ya no somos tú y yo... ni siquiera yo soy ¿o seré? Las preguntas, las respuestas se siguen diluyendo, diluyendo en la sangre, en tú sangre.
Mi sangre ya no vive ya no muere sólo es una flor en un organismo. Un ser vivo dentro de un ser vivo, dentro de mi cerebro, de mis venas y de una pupila que cubre los mares y los valles.
Fuiste un destello en un invierno y hoy me rio de mis deseos, de todo lo anelado y lo sufrido... de los juegos y desprecios. Me burlo de ti, de él, de mí.
Tantas lunas, tantas estrellas... los gritos, las lágrimas, el arte, los placeres... sigo sentada y escribiendo por que el mundo no es mío, ni tuyo... no es nuestro y sin embargo soy uno... estoy aquí de nuevo. Respiro y vuelvo a bailar a saborear el aroma a Sol, a tierra muerta, a tierra seca. A eternidad, a letras que hablan a través de mis manos y no dicen nada, se quedan mudas junto con el murmullo del viento.
Mis mensajes no llegan a aquél cerebro que se fue sin decir adiós, su dolor ya no es el mío, su causa está enterrada o quizá está debajo de esa alfombra empapada de polvo y de lágrimas, de tropiezos que no recogen heridas ni miradas que no se han ido y están ocultas en las ventanas confundidas...

miércoles, 25 de abril de 2007

Bailaba al ritmo de mi sombra, no miraba la luz, veía el reflejo de ella. Oscurecía con tan sólo un parpadeo y miraba la luna como un reflejo de mi voz. Las estrellas brillaban sólo para mi, las constelaciones se reunían junto con el movimiento de mis caderas. El sol me miraba y me tapaba con una delicada nube, con un suave parpadeo me brindaba el atardecer y lo perduraba miles de años nada más para mi placer.
Yo estaba acorralada entre la naturaleza y la tecnología, huía con tan sólo respirar las mentiras que le han adjudicado a nuestra tierra. No soporté y estuve encerrada en un espejo durante milenios, atormentada por las mutilaciones y destellos que quemaban mis pupilas.
Uno ve árboles cómo un refugio y se transforma en una eternidad ambulante sin conocer el presente que nos rodea, la energía que nos envuelve y nos hace elevarnos hacia este mismo tiempo, en este mismo lugar.

lunes, 23 de abril de 2007

martes, 17 de abril de 2007

Bailando en el Cielo


Colores agitados por un baile rítmico, se agita la sangre... El tiempo vuela
y nadie despierta. Un segundo, un suspiro que quiebra una eternidad
representada por un sustancioso Sol y una apagada luna que se desvanece
en el amanecer. Nadie es nada y seguimos bailando junto con las olas, al
ritmo de los huracanes que nos sobrepasan y nos bañan en un parpadeo.

jueves, 12 de abril de 2007

Un día de Abril

¿Y qué hacer si uno se despliega como un avión y otro se derrumba como una torre? Yo no soy y nunca fui... Somos una eternidad comparada con un símbolo. Nosotros somos guerreros que comparten un infinito cielo y un mar que se agita sin saber porqué. Vivimos ahogados pero necesitamos un respiro y un suspiro.
Nosotros no somos greñudos encerrados en las cárceles; somos pájaros que se extienden como el sol y limpian las nubes con un abrir y cerrar de ojos. No somos sirenas que anuncian en el mar, no somos América, somos una dualidad encontrada y mutilada. Somos soldados que claman y no marchan. No estamos aquí para mutilar la tierra. Estamos aquí para salvarla para vivir aquí: en el interior no en el exterior.
"Hacemos la PAZ no la guerra" No vivimos refugiados, vivimos en un mundo que clama LIBERTAD que no se encerró sino disimuló una cárcel en el exterior... No inferior!
Caleidoscopios... una vez dijimos y no vimos la realidad. Tú y yo a un lado del camino, corriendo por las calles.
No carros, no elefantes que golpean y matan a un hombre que no es culpable. Matan a una tierra que ya no se mutila...
"No educación" clamamos nosotros para poder vivir en libertad, porque los libros golpean. Las piernas se entumen porque no corremos en un universo que se extiende...
No golpes, no guerra... serenidad para poder bailar y reír.
Somos estrellas de mar y olas que se agitan con violencia...
"Nuestra patria no se vende"
La Iglesia está con nosotros!
Bombas que se agitan de colores fosforecentes, que sirven para decorar un cielo deprimido... Los mares pueden clamar justicia y las flores abrirse para vivir. No somos nosotros son ellos los que nos hablan y nos gritan con violencia...
Son ideas fusiladas que no captan el amor; captan el dinero que rueda junto al viento.
Hoy nublado, mañana gris... El Sol no saldrá para unos pero para nosotros sí!
Corremos... bailamos por una eternidad rodeada de espejos. Vivimos y resucitamos con cantos que agitan las olas, con destellos que orientan una realidad clandestina.

lunes, 2 de abril de 2007

Caleidoscopios

-Pinche justicia
- ¿Cuál justicia? Vivimos en donde no pasa nada. En la nada... no hay quien te escuche, no hay remedio, no hay enfermedad. Ningún problema nos afecta. Consumirse, deborarse... Que más da si todo es perfecto en esta realidad. No existen los robos ni las violaciones.
Todo parece estar separado de uno, de mí, de todos.
Chingado! Chingado! ¿Qué puedo hacer si todo es un murmullo del viento? Todo es vacío, nada nos pertenece, todo se agita y nadie despierta.
Nadie dice nada... se quedan atrapados con su decadencia.
Chingado Gobierno que no sirve de nada, pinche teatro que nos aleja de aquí, de lo cercano.
Malditas marionetas que engañan una vez más.
Que tontos, necesitamos de un cuadro para formar un paisaje, para alimentarnos de lo verdadero.