jueves, 13 de marzo de 2008

Tal vez...

Volando por la ciudad sin un ancla
o raíces que me hagan aterrizar...
Estoy volando pero con el alma en la tierra,
con esas partículas luminosas
desprendiéndose de mis alas.
Todo baila en ese instante,
todos los cuerpos son una sintonía.


El tiempo continuo es ahora.


La muerte es nuestro escudo.


El animal asustado que pregona felicidad en su alma
es una carjada en la galaxia
que se impregna de colores en el atardecer,
se escuda en la sombra,
se proteje con las caricias del universo.
El tiempo se detiene...
La melodía calla, los cuerpos hablan,
los colores continúan su danza.