Miramos juntos el cielo, mientras nuestra intuición está cada vez más sensible. Está compuesta de los mismos elementos y con la misma energía... Las figuras hablan mientras los colores sienten y perciben un mundo que sólo me concierne a mí y a ti.
Los vidrios flotan dentro de un rayo de luz y yo los percibo dentro de un infinito cielo. Recorro miles de ciudades y miles de pasados mientras ustedes dos estrechan mi mano suavemente; es como si dentro de esos dos hermosos cuerpos se hubieran fusionado las almas que han viajado junto conmigo a lo largo de tiempos circulares e infinitos.
Sé que todo está aquí, pero ¿cómo encontrarlo? ¿cómo seducir a esa energía infinita que nos une y nos atrapa dentro de una burbuja hermética? De pronto mi cuerpo se vuelve autista, todo dentro de mí habla y clama silencio. Lucha constante y palabras verdaderas. Ya no escucho nada, sólo mi interior es el que está estrechamente conectado con las voces del exterior. Mis ojos sólo ven flores y nubes.
Aquélla figura que se envuelve en el universo es mi otro yo. Es esa parte masculina que se escapó de mí para que entre miles de estrellas se volviera a cubrir conmigo, envolviéndose en un vapor purificador...
Soy una nube,
soy la nube que lleva algo oculto en su interior.
Quiero esparcirme junto con la lluvia.
Quiero llegar a ti a través de tus ojos.
A través de ese canal que nos sujeta
fuertemente desde adentro.
Soy la nube que se lleva tú tristeza,
soy ese vapor eterno que viaja a través
de infinitos cielos.
Soy la naturaleza y yo te llevo dentro.
No soy nada y aún así mis manos continúan
vibrando desde lo alto.