viernes, 4 de enero de 2008

Mis bolsillos están vacíos, imploran algún destino,
pero a su alrededor no queda ninguna migaja, ni una
moneda que pueda girar y establecer un camino.
El vacío es absoluto, me hace sentir libre de la luna,
libre del sol y los astros, pero aquí en la tierra ninguna
piedra se aleja de mis pasos. He aprendido a saltar más
allá de los árboles para no caer otra vez en el sueño eterno,
en la confusión que entorpece mi ritmo y lo hace hueco.
Hoy todo se despeja, las nubes se han borrado...
Mi mente está clara como el viento que no permanece
en ningún momento.
Nunca saboreamos el mismo aire, sin embargo seguimos
vivos esparciendo melodías que giran una y otra vez
en mi cabeza.

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