Correr, desvanecerse y entregarse al destino...
Ya no podrás salvarme ni yo podré observarte.
Las luces de la ciudad me observan y trato de
ignorarlas pero al consumirse junto conmigo
ya no son ellas nada más; ahora somos nosotras.
Ahora mis ideas han cambiado, el pasado está
borrado. El ahora es lo único que tengo, que
tenemos... Nuestros sentimientos ahora son uno.
No quedan más palabras en esta boca seca, vacía
y abandonada, tal vez mañana estaré de nuevo
dispuesta. Mañana, porque ese mañana para mí
ya no existe.
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