Mi instinto suicida se vuelve a apoderar de mi, todo gira y mi mente sigue estática. Me he muerto una y otra vez pero esta sangre no deja de fluir, ¿quién soy yo?, ¿quién eres tú? ¿Acaso hay una respuesta para cada cuestionamiento que escupo a cada segundo? Mi vida ya no quiere existir, el reloj avanza y yo me detengo, me paralizo para no seguirle el rumbo al viento.
Me deshago de mi naturaleza y me vuelvo artificial como un pedazo de cemento que no se puede derrumbar, todo ha llegado al final y mi vida aún no comienza, mis pasos son lentos y precavidos. Mis movimientos sólo son moléculas muertas que transitan por un camino que no lleva a ningún lado.
Estoy aquí una vez más despreciando este momento único, malgastando este segundo que se hizo para disfrutar, me desvanezco... quiero correr pero mis alas están rotas, mis piernas ya no existen, ya no hay preguntas para responder, ya no hay respuestas por eso ya no existen las preguntas. El vacío está en mi y ese instinto bestial está tatuado en mi piel al igual que las frases que solía recitar para que el viento te las dijera y me pudieras recordar.
Desearía estar perdida otra vez pero ahora floto y no hace falta huir ni siquiera esconderse, ahora la gravedad me favorece, la neurosis me ataca y me siento completamente bipolar y hasta esquizofrénica.
Mañana la música me aturdirá y anhelaré tus besos como lo hice ayer. Extrañaré aquel verano cuando me sincronicé con la luna y las estrellas. Cuando tú y yo eramos como líneas paralelas; separadas pero inseparables a la vez.
Pinche Ironía...
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