La ciudad está sola y los músculos de mi cuello se agitan al ritmo del viento. Metafísica, hongos... pero tú te perdiste entre la multitud. ¿Recuerdas aquél baile que iluminó tus ojos? Yo no recuerdo nada porque la ausencia invade a mi cerebro estoy aquí en el presente, en el lejano presente. Y me pregunto: ¿qué es la realidad? Ni un ensayo, ni los paisajes de verano me ofrecen una respuesta con sabor a verdad. Realmente no creo en la verdad y es que no es que no exista es que más bien todo ha quedado alejado de mi ser.
No hablo de mí y no me interesa pero si todo sale de un corazón exprimido no queda más remedio que ponerle un pronombre personal y llamarlo "yo" y hablar en primera persona cuando la que escribe todo esto no llama a nadie, ni responde a nada en un instante en que el tiempo se desvanece.
Y te sigo recordando, ¿acaso hay un espacio vacío en ti también? ¿O será que la conexión que sospeché que existía es verdadera? Hoy parece que mi mundo se invade de preguntas y las respuestas no llegan. Realmente no me interesan, las respuestas están en el viento, en el destello del Sol, las respuestas están en mi piel.
¿Y para qué respuestas? ¿Para qué preguntas? Brinco, me abandono y emprendo un vuelo infinito, un vuelo desprendido, sin ataduras. Siento que hoy no necesito remedios, no necesito consejos ni palabras. Una vez más todo se ha desconectado de esta mente artificial...
No sé si continuar, tal vez si continue termine hasta el siguiente periodo de tiempo, tal vez termine en el presente o en el futuro creado por una pensamiento sin recuerdos.
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