Estoy vacía, mi conciencia ya no responde a aquéllos impulsos que me desprendían de lo inusual. Despierto y me doy cuenta de que aún no he vivido y es que no sé si me encuentro dormida o en un lugar lejano, fuera de mí...
Y cuándo digo "yo" no sé que es lo que estoy diciendo: las letras ya se apagaron. En mi interior no hay propósitos ni compromisos hacia ellas, todo ha quedado en un abrir y cerrar de ojos.
No me asusta pensar en lo que vendrá, estoy vacía, contemplo cada instante como espacios en blanco para mi memoria, como huellas que se han borrado. No necesito explicaciones, ya no hay nada, ni un llanto ahogado, ni un coraje que me está tragando.
Hoy sigo estando vacía, sólo camino con monotonía o tal vez con un ritmo interno que me llena y eleva sin mirar de frente al sol, sin poder tocar aún lo verdadero. Mi reflejo se ha ido y mi sombra apartado. Me desprendí de esto, me desprendí de lo otro y un ser regresa para buscar lo que nunca pude encontrar, lo que ya no busco...
Sigo extrañando y es que hay veces en las que de repente el mundo que gira a mi alrededor me parece un tanto extraño; es una película que corre en una dirección diferente a la usual. Soy una espectadora más de los acontecimientos perdidos, de la basura que hoy no se llevó el viento, de las nubes multicolores que adornan a mi pupila extrañada y respiro, no suspiro.
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