A través de una ventana

Hoy viví dentro de un país sin remedio. Escuché un trueno y junto con el trueno una profecía que me decía que esto es un sueño.
Volví junto con un remolino y percibí la lluvia dentro de una pupila... No soñé; desperté junto a una boca que me habla suavemente, junto a unas manos delicadas que absorben la luz del Sol y se hunden en una grieta.

Hoy respiré, te hablé y no contestaste. Extraño el calor de muchas personas; te extraño a ti porque siempre estás parado junto a mí, en esa ventana tan misteriosa que me brinda una nueva percepción de la realidad.

Tú y yo.

¿En dónde te encuentras? Recorrí mi memoria y creo que tu eres parte de mí. El tiempo almacenado en mi cerebro ya te contempló en algún momento. No sé qué eres y quién eres pero estás a un costado de mis caderas, de mi rodilla, de una muñeca que aún no tiene remedio.

Te encuentro acariciando las fibras de mis pupilas, las partículas de mi movimiento. Tú pisas mi sombra y yo miro tu reflejo, no puedo decir quién soy... me pregunto ¿quién soy yo? ¿Hacia dónde me dirijo? No lo sé y mis manos se siguen agitando como olas embravecidas, como tornados de un diluvio que no existe que nos lleva y nos trae a cada instante, a cada segundo de esta era, de este año...

No hay fotos, no hay recuerdos de un adiós y es que todavía te contemplo en un día perdido que no sé si estuvo aquí o en otro lugar. Tus movimientos me hipnotizan y me hacen vibrar... mi sombra baila y se embellece en el atardecer de un verano.

Ya sólo puedo decir: Quisiera encontrar mi Lado Activo del Infinito