en el tronco de un árbol que se reusa a crecer y fortalecer sus raíces.
En la corteza de un anciano que suele jorobarse ante los recuerdos,
ante la inmensidad del universo.
Desprenderse de las memorias, quemarlas con polvo de estrella
que cae al derrumbarse el velo de los ojos.
Todo se mueve y sin embargo la danza de las flores continua
bailando al ritmo de los muertos, coordinando el ir y venir de las cosas;
de los acontecimientos que no fueron y los que han sido se sostienen con
los rayos de un Sol cansado y mutilado.
Sobrevivir, convertir, desenmascararse... El circulo baila.