
Busco debajo de mis zapatos huellas que se han borrado,
escondo la mirada
para desvanecer penas que se esfuman y vuelven junto con la lluvia.
Un invierno que enmudece y debilita.
Quiero una primavera y un verano
que me abracen y me hagan fuerte, como piedra que recorre los cerros
y brinca los ríos sin sentir el tiempo, sin besarlo ni saborearlo.
Una casa flotante, un cuarto rodante que brinque junto conmigo y me ofrezca
posibilidades fuera de este mundo, de esta realidad que ya no sé si es verdad...
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