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Esos títulos son los que golpean, tal vez ningún nombre le corresponda ha este círculo imaginario, ha este ciclo en donde la salida no existe si no conoces la clave para deshacer el laberinto mental de cada máquina, de cada animal que repoza bajo el sol y huye de la luna.
Porque nombrar a todo esto injusto es gritar sin voz. Es escuchar sin tener oídos, es saborear de la existencia sin ninguna presencia mágica. Es amar a solas... no es NADA porque en realidad vivimos en una estrella fugaz, en un remolino que pronto dejará de rodar.