
Hay un seudónimo que me corresponde, un nombre que debería llevar pintado en mi cabello, ese nombre flotante y ligero, tan hermoso y esponjocito que lo único en lo que puedo pensar es en tu mirada y en esas manos ligeras que se escurren en mis entrañas. Me siento tan purificada que hoy mis lágrimas y mi risa pueden corren libremente, volar y componer letras desde una inmensa vastedad...
Quisiera volar eternamente, atravesar mi microcosmos y el tuyo hasta sentir que me he quedado atrapada en uno de sus mundos, en una de sus estrellas...
Nuestro fin